Blogia
el ritmo que nos mueve

el tiempo

Hubo un hombre que dependía de su reloj para vivir. Por años, en ningún momento lo dejó de usar. Pero una noche, en esos momentos donde uno manda todo al carajo, tomó su reloj y lo arrojó a la avenida. Ese fue su primer día de 30 horas.

0 comentarios